Perdió cien millones en criptomonedas porque un colega formateó su laptop: la historia de Gabriel Abed

Un descuido puede borrar una fortuna en cuestión de segundos. En el mundo de las criptomonedas, donde no hay margen para errores, una historia impacta por sobre todas: la de un diplomático barbadense que dejó ir millones sin siquiera notarlo.

La escena no fue de película ni de una estafa. Fue un formateo de disco duro que eliminó el acceso a una billetera con 800 BTC. El protagonista no se rindió. Y ese es solo el comienzo.

Quién es Gabriel Abed y cómo perdió una fortuna de millones

Gabriel Abed, pionero del ecosistema cripto en el Caribe, fundó una de las primeras compañías de blockchain en su región. Su visión innovadora lo llevó a convertirse en un referente en Barbados y en todo el continente americano.

En 2011, un colega tomó su laptop, ejecutó un formateo completo y eliminó las claves privadas de una billetera que guardaba 800 bitcoins. En aquel entonces, la pérdida parecía menor. Hoy, representa una cifra cercana a los 100 millones de dólares.

Lejos de caer en la frustración, el empresario capitalizó el error. No culpó a nadie. Reconoció que asumir el control total de los activos también implica correr grandes riesgos. Esa mentalidad lo transformó en una voz respetada dentro del mundo financiero digital.

No dejó de confiar en las criptomonedas: el presente de Gabriel Abed

Con esa lección marcada, redobló sus esfuerzos. Fundó Bitt, una firma clave para impulsar monedas digitales en bancos centrales del Caribe. Desde allí, colabora con gobiernos y organismos internacionales que quieren subirse al tren de la blockchain.

Actualmente, Gabriel Abed combina su labor diplomática con la promoción de la tecnología blockchain y la adopción de criptomonedas en economías emergentes. Su experiencia personal sirve como advertencia, pero también como inspiración.

A pesar de la pérdida millonaria, su confianza en el sistema descentralizado sigue intacta. Considera que ser dueño de sus finanzas sin intermediarios representa un derecho y una responsabilidad. Su historia ya circula como ejemplo de resiliencia en el universo cripto.